Con
Risueño todos ganamos[1].
Pobre Julieta, siempre se veía sucia, su casita
cayéndose, en tal estado que me atrevería a decir que si brillaba mucho el sol
era posible se incendiara y si llovía mucho se inundara.
Para colmo de males sobraban carajillos,
estaban igual o peor que ella, no podían ir a la escuela pues no había plata,
no podían calzarse ni arrimar un platico decente de comida a la mesa.
Tenía dos vecinos famosos, hacendados, de
apellidos que no vienen a la historia, consientes de los males que le acaecían,
se preguntaban ¿Cómo era posible? si casi todos los días podías ver a su esposo
en: bares, hoteles, casinos y sitios de ocio; gastando a manos llenas con
amigos. No entendían porque parecía que Julieta
no hubiese comido en días, mostrando con su semblante y el de sus hijos que el
dinero no alcanzaba ni para lo más mínimo.
A veces tomaba valor y reclamaba ¿Dónde está el
dinero? ¿Por qué nos tratas mal? ¡Todo se esta cayendo y no haces nada!
entonces él le daba una palmadita en su espalda, unos juguetitos a los niños en
navidad, una que otra pintadita a la casa y… Julieta se sentía feliz… hasta que
se repetía la historia.
La gente sentía pena por ella, se les ocurrió
entonces –lo mejor que puede hacer es dejarlo, pero ¿Cómo?- , preguntaban. Alguien pensó – pondremos una denuncia contra
él por violencia contra ella- efectivamente eso hicieron, Julieta se encontraba
en una situación desesperante, de echarse a morir cuando los vecinos
denunciaron a su esposo.
El tiempo pasó…
Ella empezó a reponerse, con secuelas de lo
vivido pero con deseos de continuar adelante, firme y honesta. La gente de su pueblo se sentía feliz de
haberla ayudado y claro, ahora siendo hacendada (siempre lo fue pero no sabía),
vio el fruto de su posesión… más se encontró con un problema, nunca había
administrado ni un centavo, siempre fue él quien disponía del dinero, e increíblemente
ahora que lo tenía… NO SABÍA QUE HACER.
Se hecho a llorar, sentía que no servía para
nada, no sabía que hacer… y en medio de la crisis apareció, tal cual enviado de
los Ángeles del cielo, Risueño, un hombre rechoncho y bajito, de piel rosada y
barba blanca hasta el pecho, Julieta y quienes le consolaban clamaron con
alegría, ¡Ahora Sí! ¡Con Risueño Todos Ganamos!
Continuara…
0 comentarios:
Publicar un comentario